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la vinatería Yáñez nos recuerda que el vino es una cultura para compartir y disfrutar.

Un consumo comedido y responsable de aguardientes y licores es fundamental.

Cultura si, excesos no.

LA VINATERÍA YAÑEZ. Nuestra compañía desde 1953 amamos el vino

Este es un espacio colectivo que busca hablar de Vino, de gastronomía , de amigos. La vinateria Yáñez edita esta revista en papel desde 1986 y ahora disfrutamos de compartir esta experiencia internaútica con ustedes. Este espacio está abierto a colaboradores, profesionales y aficionados que deseen exponer sus opiniones en torno al vino, a la gastronomía, a los viajes, a la cultura.
El magacine de la Vinatería Yáñez
Ciriaco Yáñez editor

Beatriz Fraj

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madre sacramento 11.50004. Zaragoza.España
telf.(0034)976214855

CANAL VINO

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Desde 1953 en la calle madre sacramento de Zaragoza
50004.España
976214855. info@vinateriayanez.com

Nuestra tiendecita La Vinatería Yáñez

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En madre sacramento 11 de Zaragoza

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Escrito "La Vina Muerta"



Hola amig@s
Veréis , estoy terminando un nuevo libro "el viñador y otros cuentos de ribera", este es uno de los cuentos en primicia.
Os gusta?
abrazos
ciriaco


La viña muerta
1981
Recuerdo ese día, no sabía porque mi padre lloraba entre las vides levantadas y las tierras yermas al lado del monasterio.  Pensaba que yo le había disgustado. Al final, me compró un helado y se me olvidó. Ahora lo revivo a través de su corazón en esta nota que escribo en su papel con el grafito de su lápiz casi sin color con mi mano. Son mis sentimientos, son mis dolores y también, ahora lo recuerdo, ahora lo comprendo, los suyos, en aquella mañana de la ribera. Entonces era niño, hoy soy un padre a mi vez y el recuerdo en la mente de mi hijo tal vez sea el mismo que yo atesoro en mi alma. La esencia del dolor, de la pérdida.
“Ayer pasaba por la carretera con mi hijo. Habíamos salido a ver el campo y llegamos a un vidueño que me encanta, está rodeado por un muro de piedras , como los clos de la borgoña. Sube la pendiente que parece escalarla , una escalera de viñas que se dirigen hacia el cielo. Es el primer campo que arrendé, aún perjudicado por la desconfianza del campesino hacia el urbanita que viene a redescubrir la rueda y el fuego todo en uno. Cepas de más de cien años de la garnacha más frutal y concentrada que imaginarse pueda, asentadas en un lecho de pizarra que aquí le llaman la tosquilla. Cuando vendimiamos esta finca siempre esperamos todo lo posible porque desarrolla unos tonos de compota que a mi me enamoran. El enólogo y la gente de la bodega siempre me quieren convencer de que no espere tanto
-Se va a pasar
-Va a venir el hongo
-caerá un agua y no podremos ni recoger
Mil pequeños consejos bienintencionados tan útiles como cuando te dicen “ te vas a caer “ y ya estas en el suelo.

De esta viña hemos conseguido extraer la esencia más pura del terruño, la combinación de la alquimia y el corazón. El vidueño es un edén para imaginarse el vino perfecto. En la parte alta de la colineta hay un cerezo tardío, debajo de esas ramas plagadas de flores he preparado una comida muy especial para aquella chica que tanto me gustaba, hoy llevo a nuestro hijo de la mano mientras paseamos por un campo de batalla lleno de cuerpos diseminados, lleno de tocones desraizados , agujeros de obuses han levantado la tierra, los brazos en posturas inverosímiles  explican mejor que cualquier palabra la sinrazón del poderoso dinero.
El dueño de la viña ,no me la quiso vender, que le pagaron un dinero por levantarla del suelo, los tocones en la tierra hasta que la firma este puesta en un papel que dice “sin derechos” la tierra queda, nada de viña sujetará este suelo, ninguna alegría verá este cielo.
Quinientas mil pesetas miserables son la causa de esta batalla donde los viejos cuerpos yacen despreciados por su dueño, yacen muertos, caídos, solo leña. Ataúdes de madera que encierran la fábrica de sabores y olores ya cerrada, que en otro tiempo latían plenos de vida, que contaban una historia diferente cada año. Ahora solo cuentan a gritos el silencio de la estupidez y la comodidad.
Ahora solo soldados desperdigados yaciendo en la tierra, pronto olvidados de todos, el dueño caliente, el dinero en la bolsa.
Mi hijo me pregunta “porque lloras padre” no atino a responderle que nunca en mi vida volveré a sentir ese aroma, ese sabor. Esta la viña muerta.
Ciriaco Yáñez
Un camino hacia el cielo, amor y tristeza
madre sacramento 16.50004. Zaragoza.España.Spain 
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Taller de imaginaciones de la Vinatería Yáñez
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