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El magacine de la Vinatería Yáñez
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Nuestra tiendecita La Vinatería Yáñez

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miércoles, 27 de febrero de 2008

en el mundo.es un articulo que me ha encantado

del mundo.es
¡El Ródano nace en Suiza!ANDREAS LARSSON
Entre los episodios más simpáticos del vino, aparte de los referidos a memorables descorches, aromas y sabores, están los revuelos que arma de vez en cuando la flor de la afición internacional por los principales corrillos y tertulias de internet. Pretextos los hay de sobra, y casi nunca exentos de enjundia, pero menudean los relacionados con lo inopinado y sorprendente que resulte el corolario de sonoras sesiones de cata. Tal fue lo acontecido recientemente, en diciembre pasado, a remolque de una cata habida a orillas del lago de Como, en Italia, organizada y protagonizada por el Gran Jurado Europeo, y dedicada a compulsar el estado de lo más granado entre los syrah del mundo entero.
Motivo de la algarada de marras fueron esta vez el pasmo y la consternación generalizadas que provocaron unos perfectos desconocidos, a decir de unos, o unos perfectos impertinentes, a decir de otros: seis bravos syrahs, seis , en todo caso de pura cepa alpina, del Valais suizo para ser exactos, entre los diez vinos mejor calificados de un total de 34 muestras procedentes de Francia, Australia, California, Italia, España y, claro está, Suiza. Todas ellas vinificadas por primeros espadas de la casta. Para quitar hierro al asunto y evitar que el vino llegue al río, deberíamos advertir por enésima vez -la esperanza es lo último que se pierde- que ni los puntos ni los comentarios de cata alguna son de ninguna manera una nota definitiva sobre la calidad de los vinos probados. Son más bien, y así hay que entenderlo, una indicación puntual sobre su estado de forma en el momento preciso de su cata. ¡Carajo, que el vino no es un madero por mucho que tantos se empeñen y que su naturaleza es inexorablemente líquida, fluida, viva, mutante y escurridiza! Lo dicho no quita ni cuestiona lo lícito, y hasta lo saludable, de discrepar en todo momento de cualquier nota, comentario, puntuación y resultado de cata. Y desde ahí se pueden entender todos aspavientos y gestos de incredulidad de quienes sientan contrariadas su particular experiencia, puntos de vista y prejuicios. Lo que ya no resulta tan respetable es poner en tela de juicio la honestidad sin tacha con que se conducen las sesiones de cata del Gran Jurado Europeo. Son muy pocas, por no decir ninguna, las que en mi experiencia pueden igualarse en términos de método, profesionalidad y condiciones materiales de ejecución. Presentados en orden aleatorio, los vinos se catan estrictamente a ciegas, en condiciones idóneas de luz y temperatura, a primera hora de la mañana, en medio de un silencio sepulcral y bajo la supervisión de un notario al acecho. Es decir, según establecen los cánones y bajo los requisitos de una neutralidad rayana en la más tediosa de las asepsias. Todo un trago, como ustedes pueden advertir. Pero vayamos al grano. De los vinos de syrah lo que se puede aseverar sin margen de error es que están de moda, prácticamente en boca y nariz de todos. La verdad es que no es para menos. Uno mismo ha sucumbido a sus hechizos más que a menudo, comprando y bebiendo botellas a porrillo. Sus encantos son múltiples e irresistibles cuando el terruño y la dedicación lo merecen: accesibles, directos y sin muchos remilgos en su mocedad, se crían con bravura y maduran con nobleza, al compás del tiempo, hacia la plenitud de su perfil más acabado, el propio de complejos y elegantes toques de bayas negras, pimienta, cuero y aceituna, envueltos en prendas más íntimas y sutiles de carácter especiado y de leves notas ahumadas. Obvio resulta que quien más o quien menos haya sentido cierta debilidad ante los mejores ejemplares de Australia. No en vano es el país que acoge las mayores extensiones de syrah amén de contar con experiencias casi centenarias en punto a su cultivo y vinificación. A mí me ponen siempre que se muestren equilibrados por dosis justas de acidez y taninos, ya que en lo personal se me atraviesan todos los vinos que midan su calidad con la vara única de su concentración frutal. En otro caso prefiero mejor los syrahs de California por la razón aducida, es decir, por conjugar con mayor precisión sus típicas notas de fruta exuberante y generoso carácter especiado con la resistencia que oponen sus notas de frescor y estructura tánica. Poco o nada podría decir, en cambio, de los syrah de Italia. No son tantos los que produzca el país trasalpino, muy buenos a menudo pero nunca grandes. España es diferente: siendo la mayoría de sus cultivos muy recientes, los resultados que se vienen obteniendo parecen más que prometedores. Ojalá que no se instalen entre sus productores la rutina e inconsistencia que tantas veces arruinan el verdadero potencial de los vinos y terruños de este país. La cata se saldó, repito, con lo que muchos consideramos una agradable sorpresa: la imponente superioridad de los syrahs suizos. Llegados a este punto, debo reconocer la insuficiencia de mis experiencias al cabo y las nulas posibilidades que había tenido hasta entonces de familiarizarme con los syrah del país de los grisones. Conocía, eso sí, alguno que otro y no era ajeno al aura de culto que rodeaba las labores de productores como Denis Mercier o Simon Maye, pero nunca antes había podido compararlos con los grandes syrahs de otras regiones y países. Pero tampoco es para echar los perros a nadie: son vinos que se producen en cantidades ridículas, muy apreciados entre los suyos al precio que sea y, por lo tanto, difíciles de conseguir fuera de la Confederación Helvética. Estando así las cosas, atendí la sesión desde las mejores referencias que tengo de los vinos de syrah, que son las procedentes de Côte-Rôtie y Hermitage sobre las laderas del Ródano superior, en Francia. Y que al confrontarlas con las notas que se destacaban de las muestras sometidas a prueba, traté de buscar los elementos de similitud y diferencia entre unos y otros, hallando en los suizos una dimensión extra de nitidez, hondura y carácter mineral en paridad con los mejores vinos de Francia. Quiero decir que la cata en sí me sirvió para ratificar mi preferencia personal por los syrahs del Ródano, asumiendo en este caso la extensión y la salvedad de que el citado río tiene sus fuentes y curso alto a lo largo de la comarca valesana, Valais a secas, en Suiza. Claro que yendo la cosa de sorpresas tan gratas, algo habría que contar de las que no lo fueron tanto a juicio de la mayoría de los colegas participantes, es decir, de los flojos resultados que arrojaron, por ejemplo, los vinos de Guigal, tanto La Turque como el Château d'Ampuis. En mi caso no diría tanto: se trata de vinos que por lo masivo de su carácter experimentan un notable mutismo a partir del tercer año en botella, debiendo esperar la plenitud de sus facultades a la vuelta de cinco o seis años más. Tampoco es que me extrañasen quedar por debajo de mi particular listón el Cuilleron Terres Sombres, Shafer Relentless, Astralis Clarendon Hills y Colombo Les Ruchets, que al fin y al cabo no todos tienen siempre su día. Siguen, pues, las notas tomadas a vuelapluma de los diez vinos que a mi juicio merecieron las puntuaciones más altas. La añada común a todos fue la 2001 por ser considerada de homogénea, entre muy buena y excelente en todas las zonas representadas, y por haber entrado a finales de 2007 en una primera fase de madurez. Particularmente me hubiera gustado probar más vinos de España y California, pero de momento es lo que había. El cómputo y resultado global, sellado por el conjunto del Gran Jurado Europeo, lo pueden ustedes ver en su sitio de internet. Simon Mayne Chamoson 2001 (Valais/Suiza) . 97p. Destaca sobremanera una paleta aromática de buena intensidad, compleja y elegante, de violetas, bayas negras y especias envueltas en un velo leve y distinto de notas ahumadas. En boca es distinguido, denso, de taninos bien labrados y de sentido peso de fruta. Nítido y mineral. Muy largo. Grande. Jamet Côte Brune 2001 (Côte-Rôtie/Francia) . 94p. Aromas evolucionados y elegantes, muy matizados y segmentados, de sutil frutosidad, especias frescas, recién molidas, notas ahumadas y minerales. En boca se muestra denso y elegante, de incipiente madurez, taninos redondos, gracia y corte clásicos, sensaciones de agradable frescor y largo en extremo, Superior. Coursaudon Le Paradis Saint-Pierre 2001 (Saint-Joseph/Francia) . 93p. Notas de gran complejidad, florales y exuberantes en nariz, con bellos toques de bayas negras, establo, especias y cueros. Brillante estructura de sólidos taninos y fruta negra. Magnífica sensación de frescor, soberbio carácter especiado y deje muy largo. Encore la France... Magnífico. Yves Gangloff La Serine Noir 2001 (Côte-Rôtie/Francia) . 93p. Delicioso perfil aromático, complejo y envuelto en alas de finas notas ahumadas. Especiado y untuoso, dominado de fruta negra. Boca afrutada, intenso y estructurado. De taninos redondos y halagos de beicon, especias varias, largo, graso y sabroso. Magnífico. Denis Mercier 'M' 2001 (Valais/Suiza ). 93p. Aromas muy elegantes y distinguidos de trufa, mineral, bayas negras, especias y un discreto tono ahumado. Alta intensidad en boca, denso y fresco. De taninos muy marcados y de excelente frutosidad añadida a los tonos clásicos de beicon y ahumados; largo y sabroso deje de marcadas notas especiadas. Magnífico. Graillot La Guiraude 2001 (Crozes-Hermitage/Francia) . 93p. Aromas matizados de buena intensidad, de notas terrosas, especias, pimienta, violetas y bayas negras. Deliciosamente untuoso, en boca se muestra amplio y con buen peso de fruta, notables taninos, graciosa acidez y un final muy largo y especiado. Magnífico. Claudy Clavien Encre de la Terre 2001 (Valais/Suiza) . 92p. El perfil aromático de esta muestra derivaba en la dirección de los syrah sobremaduros y exuberantes de otras zonas, pero su elegante complejidad y carácter untuoso lo reconciliaron con mis preferencias y expectativas. Clásico perfil floral aderazado con notas de especias frescas, jengibre, pimienta y moras negras. Amplio y afrutado en boca, de taninos bien estructurados, nítido y franco, fresco, largo y elegante. Excelente. Finca Sandoval 2001 (Manchuela/España) . 92p. Aromas de medida intensidad de fruta negra, rasgos de madurez y logrado equilibrio no exento de elegantes toques especiados. En boca se muestra asimismo denso y equilibrado, de taninos obedientes y provisto de agradables notas de frescor pese a su predominante carácter cálido. Muy largo, especiado y agradecido. Excelente. J-M Gerin Les Grandes Places 2001 (Côte-Rôtie/Francia) . 92p. Aromas florales y perfumados de violetas en nariz, seguidos de tonos ahumados, trufa y bayas negras. En boca se insinúa sutil y delicado, casi femenino, con toques de fruta roja y agradable frescor, al filo de un buen borgoña, elegante, de taninos amaestrados y muy largo. Excelente. Midnight Oil Sine Qua Non 2001 (Ventura County/California) . 92p. Aromas complejos y evolucionados con el obsequio de logrados toques de trufa, frutos negros, chocolate y especias. Amplio y graso en boca, de taninos maduros. Accesible y directo por exuberante y serio por hondura y largo deje. Excelente. (Andreas Larsson es el Mejor Sumiller del Mundo 2007. Por la traducción: Juan Capel).

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