Gérard Presle es uno de los precursores de la 'vendimia en verde' en sus viñedos del Beaujolais, una técnica que consiste en eliminar la mitad de las uvas antes de que maduren, para mejorar la calidad y reducir la producción. "La profesión está en crisis desde 1996 y tenemos que bajar al rendimiento máximo a 58 hectolitros por hectárea, fijado por el sindicato de denominación de origen Beaujolais", explica este viticultor de 47 años de Marcy-sur-Anse (Rhône), enólogo de formación, que explota y vinifica él mismo sus 14 hectáreas.
Confrontados a una sobreproducción mundial estimada en unos 12 millones de hectolitros, los viticultores del Beaujolais tienen que contrarrestar desde el 2000 la "competencia de los vinos del Nuevo Mundo" y el "descenso del consumo". Desde mediados de julio a mediados de agosto, cuando las uvas son "como un grano de plomo de cazador", Gerard Presle suprime "hasta una veintena de racimos" en cada cepa, lo que permite "ventilar los racimos para que se pudran lo menos posible". "Si los racimos se tocan, maduran peor, el agua se queda entre ellos y la podredumbre crece", explica este adepto de la "lucha razonada" contra las enfermedades de la viña. "Para una misma superficie de hojas, hay menos racimos y, dado que es la hoja la que alimenta al racimo y le proporciona azúcar, va a alimentarlo mejor", añade. Con este método, se consigue un racimo más azucarado, con más color, más rico en tanino y en polifenoles, considerados beneficiosos para la salud. "Cuando comencé a 'vendimiar en verde' en 1982, la gente me miraba de reojo. Después, se dieron cuenta de que mejoraba un montón la calidad", cuenta Presle, que preside desde 2003 el Comité de Desarrollo del Beaujolais, un organismo dedicado a "divulgar las nuevas técnicas". "En 2002, muchos viticultores de la comunidad tuvieron podredumbre en los racimos, mientras que este año, el 90% de ellos vendimiaron en verde al menos una parcela", subraya. En el conjunto del Beaujolais, el 35% de los viticultores "vendimiaron en verde" este verano. "Hoy, si no hacemos esfuerzos, el mercado se encarga de expulsar a los viticultores", dice Presle, quien comenzará la vendimia el 20 de septiembre, más tarde que el resto del Beaujolais, a causa de la altitud a la que se encuentran sus viñedos. Desde hace cuatro años practica también, a comienzos de julio, el deshoje térmico. Es decir, elimina cuatro o cinco hojas, lo que permite airear la cepa y, de esta forma, evitar que las uvas se pudran. "Entre el deshoje, la vendimia en verde y el hecho de arrancar las hierbas entre las cepas para evitar la erosión, ya no se necesita el tratamiento antipodedumbre, con lo cual todo es más ecológico", subraya el viticultor. De ahí que, en 18 años, haya pasado de 12 a cuatro tratamientos fitosanitarios al año.
Confrontados a una sobreproducción mundial estimada en unos 12 millones de hectolitros, los viticultores del Beaujolais tienen que contrarrestar desde el 2000 la "competencia de los vinos del Nuevo Mundo" y el "descenso del consumo". Desde mediados de julio a mediados de agosto, cuando las uvas son "como un grano de plomo de cazador", Gerard Presle suprime "hasta una veintena de racimos" en cada cepa, lo que permite "ventilar los racimos para que se pudran lo menos posible". "Si los racimos se tocan, maduran peor, el agua se queda entre ellos y la podredumbre crece", explica este adepto de la "lucha razonada" contra las enfermedades de la viña. "Para una misma superficie de hojas, hay menos racimos y, dado que es la hoja la que alimenta al racimo y le proporciona azúcar, va a alimentarlo mejor", añade. Con este método, se consigue un racimo más azucarado, con más color, más rico en tanino y en polifenoles, considerados beneficiosos para la salud. "Cuando comencé a 'vendimiar en verde' en 1982, la gente me miraba de reojo. Después, se dieron cuenta de que mejoraba un montón la calidad", cuenta Presle, que preside desde 2003 el Comité de Desarrollo del Beaujolais, un organismo dedicado a "divulgar las nuevas técnicas". "En 2002, muchos viticultores de la comunidad tuvieron podredumbre en los racimos, mientras que este año, el 90% de ellos vendimiaron en verde al menos una parcela", subraya. En el conjunto del Beaujolais, el 35% de los viticultores "vendimiaron en verde" este verano. "Hoy, si no hacemos esfuerzos, el mercado se encarga de expulsar a los viticultores", dice Presle, quien comenzará la vendimia el 20 de septiembre, más tarde que el resto del Beaujolais, a causa de la altitud a la que se encuentran sus viñedos. Desde hace cuatro años practica también, a comienzos de julio, el deshoje térmico. Es decir, elimina cuatro o cinco hojas, lo que permite airear la cepa y, de esta forma, evitar que las uvas se pudran. "Entre el deshoje, la vendimia en verde y el hecho de arrancar las hierbas entre las cepas para evitar la erosión, ya no se necesita el tratamiento antipodedumbre, con lo cual todo es más ecológico", subraya el viticultor. De ahí que, en 18 años, haya pasado de 12 a cuatro tratamientos fitosanitarios al año.
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