VINO BRITÁNICO: CADA VEZ MEJOR¡Gracias, cambio climatico!CHRIS JOHNSON REUTERS
Entre los prados y las colinas calcáreas del sur de Inglaterra está sucediendo algo extraordinario, que da bríos a una de las más antiguas viejas actividades del país. El pequeño sector vitivinícola británico, motivo de chiste durante mucho tiempo, experimenta una revolución a manos de una nueva generación de profesionales que están replantando huertos y trigales con vides, y ganando premios en todo el mundo. Sus productos son tan buenos que al menos una casa de champaña ha cruzado el Canal de la Mancha desde Francia para invertir en un viñedo inglés, y pronto producirá vinos espumosos que esperan que rivalicen con las grandes marcas de Reims y Epernay.
Mardi (izq.) y Tamara Roberts, de Ridgeview. Con ayuda de un clima que se va haciendo más cálido, nuevas variedades de uvas, métodos modernos y subvenciones gubernamentales, la producción aumenta rápidamente. "Los vinos galeses e ingleses están mejorando muy deprisa, y algunos de ellos, especialmente los vinos espumosos ingleses, son excepcionalmente buenos, de primer orden", afirma Stephen Skelton, autor de 'The Wines of Britain and Ireland ' (Los vinos de Gran Bretaña e Irlanda). En Gran Bretaña se produce vino desde el siglo VIII como mínimo, y en el 'Domesday Book', un censo de tierras y vecinos compilado por Guillermo el Conquistador en el siglo XI, aparecen docenas de viñedos. Sin embargo, la viticultura británica se ha visto enormemente eclipsada durante la mayor parte del último milenio por la cerveza y la sidra, producidas con los más abundantes lúpulo y manzanas, respectivamente. El teniente general sir Guy Salisbury-Jones, oficial retirado del Ejército, estableció en la década de 1950 el primer viñedo comercial británico desde la Edad Media, en condado sureño de Hampshire. Durante los 30 años siguientes fue imitado por muchos entusiastas, aunque a veces ineficaces, aficionados. Según se afirma en el 'Oxford Companion to Wine' (Enciclopedia Oxford del Vino, dirigida por Jancis Robinson), esos pioneros del siglo XX eran "generalmente jubilados de buena familia con poca experiencia en viticultura y enología", y la falta de profesionalidad dio mala reputación al vino inglés. El primer ministro británico, Tony Blair, sirvió blancos galeses y tintos ingleses en una Cumbre de la Unión Europea, celebrada en el año 2005, a un grupo de invitados muy poco entusiastas entre los que se encontraban varios líderes europeos. Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia, envió más tarde 24 botellas de vino italiano a su homólogo sueco, Göran Persson, con la afirmación de que le serviría de ayuda para recuperarse de la experiencia. Pero los enólogos opinan que la mofa de Berlusconi fue injusta. Desde los años 80, los viticultores británicos, concentrados en los condados galeses e ingleses del Sur, más cálidos, se han ido profesionalizando (muchos han estudiado enología) y se han concentrado en producir uvas adecuadas para el clima moderadamente frío del noroeste de Europa. Los vinos espumosos han sido su éxito más espectacular, y los productores utilizan clones de las uvas francesas pinot noir, pinot meunier y chardonnay, utilizadas habitualmente en la producción de champán. Las tierras calizas y arcillosas de buena parte del sur de Inglaterra son notablemente parecidas a los mejores suelos de la región de Champagne, que se encuentra a poco menos de 300 kilómetros al sudeste. La similitud no ha pasado inadvertida para los productores franceses, quienes desean expandir sus negocios pero se enfrentan a las estrictas normativas, las limitaciones de la tierra destinada a los viñedos y los altos costes operativos de Francia. El productor de champaña Pierson Whitaker, de Avize, al sur de Epernay, ha empezado a plantar vides en un terreno de 12 hectáreas del valle de Meon, en Hampshire, y espera producir hasta 15.000 botellas de vino espumoso con el método tradicional de fermentación en botella que se usa en Champaña. "Nunca será champán; sólo puede proceder de Francia. Pero creemos que podemos producir un vino excelente en Inglaterra", afirma Imogen Pierson Whitaker, el propietario. Por otra parte, el aumento de la temperatura en el norte de Europa, independientemente de que se deba al calentamiento mundial producido por la actividad humana o bien a los cambios cíclicos, ha ayudado a conseguir uvas de gran calidad y mejores vinos. La extensión dedicada a los viñedos en Gran Bretaña ha aumentado hasta alcanzar unas 800 hectáreas, frente a los pocos cientos de los años 80. "Sigue siendo minúscula en comparación con el millón de hectáreas de Francia y apenas supone un una tercera parte del consumo total de vino en Gran Bretaña, pero está creciendo entre un 15 y un 20% al año", dice Skelton. Tras la expansión hay fuertes intereses comerciales. Además, las uvas ofrecen cosechas extremadamente fiables: las cepas tienen una gran duración, producen beneficios más altos que otras frutas, como las manzanas, y se desperdicia mucho menos. Además, la producción vinícola puede utilizar parte del equipo de acero inoxidable que se utiliza en la industria lechera, cuyos beneficios han caído en picado en los últimos años. El precio de la tierra es otro factor. En el sur de Inglaterra, media hectárea de tierra adecuada el cultivo de la vid cuesta alrededor de 4.000 euros, frente a los 400.000 que puede alcanzar en Champaña. Mardi Roberts, jefe de ventas y de mercadotecnia de la bodega Ridge View, de Ditchling Common (Sussex), afirma que los vinicultores han encontrado ahora combinaciones de rizomas y uvas clonadas que son particularmente apropiadas para el clima inglés. "El clima ayuda, pero la elección de la uva correcta es la clave", dice Roberts. "Ahora tenemos variedades verdaderamente adecuadas para Inglaterra". En sólo cinco años de producción, Ridgeview, que se dedica exclusivamente a los vinos espumosos, ha ganado docenas de medallas y premios por sus cosechas. El año pasado obtuvo el trofeo más importante de los vinos espumosos, frente a competidores de otros 55 países. Ridgeview ha establecido un plan de 10 años para aumentar la producción anual hasta al menos 300.000 botellas, y recientemente ha recibido una subvención del Gobierno británico destinada a la elaboración y el marketing. Uno de sus competidores, el English Wines Group, se ha dirigido al mercado financiero en busca de fondos y ha empezado a cotizar en la bolsa directa londinense Ofex, de pequeñas y medianas empresas. "Ahora que empieza a tener presencia internacional, el sector vitivinícola ofrece muchas más oportunidades", afirma Julia Trustram-Eve, de English Wine Producers. Oz Clarke, presentador de televisión y crítico de vinos internacional, coincide con ella: "Hace años que digo que el vino espumoso inglés es tan bueno como el champán. La tierra es la misma; las uvas suelen ser las mismas, y el clima es cada vez más parecido. Pero es gracias a la pasión de los productores por lo que puede llegar ser un producto de primera calidad". Cinco datos sobre los vinos ingleses — Es posible que los ingleses sean los inventores del champaña. Los documentos archivados en la Royal Society desde 1662 parecen demostrar que un inglés, Christopher Merret, describió no sólo como producir vino espumoso sino también cómo se bebía y se disfrutaba en Londres de aquel "alegre, brioso y chispeante vino", más de 30 años antes de que en Francia se produjera el primer espumoso y casi 70 años antes de que se estableciera la bodega más antigua de Champaña. — El más antiguo viñedo inglés se plantó probablemente durante la época romana. Los arqueólogos han desenterrado en Wollaston (Northampstonshire) lo que parece ser un viñedo comercial de diez hectáreas, lo que demuestra que en Inglaterra se producía vino en aquella época. — El viñedo comercial inglés más septentrional es Leventhorpe Vineyard, situado en las afueras de Leeds, a 320 kilómetros al norte de Londres. — Las ventas de vino inglés (término que agrupa los vinos de Gales e Inglaterra) han aumentado rápidamente, con un crecimiento medio de aproximadamente un 25% en el pasado ejercicio respecto al año anterior (de abril a diciembre). — Durante los ocho últimos años, el premio al mejor vino espumoso ha recaído dos veces en vinos británicos. Nyetimber Vineyard, de West Chiltington (West Sussex), logró el galardón en 1998, y el ganador del año pasado, Ridge View, de Ditchling Common (East Sussex) consiguió el codiciado premio frente a competidores de 55 países.
Entre los prados y las colinas calcáreas del sur de Inglaterra está sucediendo algo extraordinario, que da bríos a una de las más antiguas viejas actividades del país. El pequeño sector vitivinícola británico, motivo de chiste durante mucho tiempo, experimenta una revolución a manos de una nueva generación de profesionales que están replantando huertos y trigales con vides, y ganando premios en todo el mundo. Sus productos son tan buenos que al menos una casa de champaña ha cruzado el Canal de la Mancha desde Francia para invertir en un viñedo inglés, y pronto producirá vinos espumosos que esperan que rivalicen con las grandes marcas de Reims y Epernay.
Mardi (izq.) y Tamara Roberts, de Ridgeview. Con ayuda de un clima que se va haciendo más cálido, nuevas variedades de uvas, métodos modernos y subvenciones gubernamentales, la producción aumenta rápidamente. "Los vinos galeses e ingleses están mejorando muy deprisa, y algunos de ellos, especialmente los vinos espumosos ingleses, son excepcionalmente buenos, de primer orden", afirma Stephen Skelton, autor de 'The Wines of Britain and Ireland ' (Los vinos de Gran Bretaña e Irlanda). En Gran Bretaña se produce vino desde el siglo VIII como mínimo, y en el 'Domesday Book', un censo de tierras y vecinos compilado por Guillermo el Conquistador en el siglo XI, aparecen docenas de viñedos. Sin embargo, la viticultura británica se ha visto enormemente eclipsada durante la mayor parte del último milenio por la cerveza y la sidra, producidas con los más abundantes lúpulo y manzanas, respectivamente. El teniente general sir Guy Salisbury-Jones, oficial retirado del Ejército, estableció en la década de 1950 el primer viñedo comercial británico desde la Edad Media, en condado sureño de Hampshire. Durante los 30 años siguientes fue imitado por muchos entusiastas, aunque a veces ineficaces, aficionados. Según se afirma en el 'Oxford Companion to Wine' (Enciclopedia Oxford del Vino, dirigida por Jancis Robinson), esos pioneros del siglo XX eran "generalmente jubilados de buena familia con poca experiencia en viticultura y enología", y la falta de profesionalidad dio mala reputación al vino inglés. El primer ministro británico, Tony Blair, sirvió blancos galeses y tintos ingleses en una Cumbre de la Unión Europea, celebrada en el año 2005, a un grupo de invitados muy poco entusiastas entre los que se encontraban varios líderes europeos. Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia, envió más tarde 24 botellas de vino italiano a su homólogo sueco, Göran Persson, con la afirmación de que le serviría de ayuda para recuperarse de la experiencia. Pero los enólogos opinan que la mofa de Berlusconi fue injusta. Desde los años 80, los viticultores británicos, concentrados en los condados galeses e ingleses del Sur, más cálidos, se han ido profesionalizando (muchos han estudiado enología) y se han concentrado en producir uvas adecuadas para el clima moderadamente frío del noroeste de Europa. Los vinos espumosos han sido su éxito más espectacular, y los productores utilizan clones de las uvas francesas pinot noir, pinot meunier y chardonnay, utilizadas habitualmente en la producción de champán. Las tierras calizas y arcillosas de buena parte del sur de Inglaterra son notablemente parecidas a los mejores suelos de la región de Champagne, que se encuentra a poco menos de 300 kilómetros al sudeste. La similitud no ha pasado inadvertida para los productores franceses, quienes desean expandir sus negocios pero se enfrentan a las estrictas normativas, las limitaciones de la tierra destinada a los viñedos y los altos costes operativos de Francia. El productor de champaña Pierson Whitaker, de Avize, al sur de Epernay, ha empezado a plantar vides en un terreno de 12 hectáreas del valle de Meon, en Hampshire, y espera producir hasta 15.000 botellas de vino espumoso con el método tradicional de fermentación en botella que se usa en Champaña. "Nunca será champán; sólo puede proceder de Francia. Pero creemos que podemos producir un vino excelente en Inglaterra", afirma Imogen Pierson Whitaker, el propietario. Por otra parte, el aumento de la temperatura en el norte de Europa, independientemente de que se deba al calentamiento mundial producido por la actividad humana o bien a los cambios cíclicos, ha ayudado a conseguir uvas de gran calidad y mejores vinos. La extensión dedicada a los viñedos en Gran Bretaña ha aumentado hasta alcanzar unas 800 hectáreas, frente a los pocos cientos de los años 80. "Sigue siendo minúscula en comparación con el millón de hectáreas de Francia y apenas supone un una tercera parte del consumo total de vino en Gran Bretaña, pero está creciendo entre un 15 y un 20% al año", dice Skelton. Tras la expansión hay fuertes intereses comerciales. Además, las uvas ofrecen cosechas extremadamente fiables: las cepas tienen una gran duración, producen beneficios más altos que otras frutas, como las manzanas, y se desperdicia mucho menos. Además, la producción vinícola puede utilizar parte del equipo de acero inoxidable que se utiliza en la industria lechera, cuyos beneficios han caído en picado en los últimos años. El precio de la tierra es otro factor. En el sur de Inglaterra, media hectárea de tierra adecuada el cultivo de la vid cuesta alrededor de 4.000 euros, frente a los 400.000 que puede alcanzar en Champaña. Mardi Roberts, jefe de ventas y de mercadotecnia de la bodega Ridge View, de Ditchling Common (Sussex), afirma que los vinicultores han encontrado ahora combinaciones de rizomas y uvas clonadas que son particularmente apropiadas para el clima inglés. "El clima ayuda, pero la elección de la uva correcta es la clave", dice Roberts. "Ahora tenemos variedades verdaderamente adecuadas para Inglaterra". En sólo cinco años de producción, Ridgeview, que se dedica exclusivamente a los vinos espumosos, ha ganado docenas de medallas y premios por sus cosechas. El año pasado obtuvo el trofeo más importante de los vinos espumosos, frente a competidores de otros 55 países. Ridgeview ha establecido un plan de 10 años para aumentar la producción anual hasta al menos 300.000 botellas, y recientemente ha recibido una subvención del Gobierno británico destinada a la elaboración y el marketing. Uno de sus competidores, el English Wines Group, se ha dirigido al mercado financiero en busca de fondos y ha empezado a cotizar en la bolsa directa londinense Ofex, de pequeñas y medianas empresas. "Ahora que empieza a tener presencia internacional, el sector vitivinícola ofrece muchas más oportunidades", afirma Julia Trustram-Eve, de English Wine Producers. Oz Clarke, presentador de televisión y crítico de vinos internacional, coincide con ella: "Hace años que digo que el vino espumoso inglés es tan bueno como el champán. La tierra es la misma; las uvas suelen ser las mismas, y el clima es cada vez más parecido. Pero es gracias a la pasión de los productores por lo que puede llegar ser un producto de primera calidad". Cinco datos sobre los vinos ingleses — Es posible que los ingleses sean los inventores del champaña. Los documentos archivados en la Royal Society desde 1662 parecen demostrar que un inglés, Christopher Merret, describió no sólo como producir vino espumoso sino también cómo se bebía y se disfrutaba en Londres de aquel "alegre, brioso y chispeante vino", más de 30 años antes de que en Francia se produjera el primer espumoso y casi 70 años antes de que se estableciera la bodega más antigua de Champaña. — El más antiguo viñedo inglés se plantó probablemente durante la época romana. Los arqueólogos han desenterrado en Wollaston (Northampstonshire) lo que parece ser un viñedo comercial de diez hectáreas, lo que demuestra que en Inglaterra se producía vino en aquella época. — El viñedo comercial inglés más septentrional es Leventhorpe Vineyard, situado en las afueras de Leeds, a 320 kilómetros al norte de Londres. — Las ventas de vino inglés (término que agrupa los vinos de Gales e Inglaterra) han aumentado rápidamente, con un crecimiento medio de aproximadamente un 25% en el pasado ejercicio respecto al año anterior (de abril a diciembre). — Durante los ocho últimos años, el premio al mejor vino espumoso ha recaído dos veces en vinos británicos. Nyetimber Vineyard, de West Chiltington (West Sussex), logró el galardón en 1998, y el ganador del año pasado, Ridge View, de Ditchling Common (East Sussex) consiguió el codiciado premio frente a competidores de 55 países.
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